viernes, 13 de abril de 2007

NARANJO DE BULNES

NARANJO DE BULNES
QUIJOTE, 390M. M.D.
Rubén Suárez Carballo

La Y es la penúltima letra del abecedario, es conjunción, es una forma pétrea característica de la cara este del Naranjo de Bulnes. Me ahorraré el camino desde Pandébano y les diré que el refugio de la Vega de Urriello no es ninguna de las ventas convertida en castillo por la imaginación de nuestro caballero andante, aunque, no les negaré que en más de una ocasión hayamos visto y deseado a más de alguna bella Dulcinea.

Sin ser un desmesurado Macizo, los Picos de Europa guardan sus gigantes, la Torre Santa de Castilla, El Llambrión, El Torrecerredo el más grande de todos pero como escribió D. Pedro Pidal, todo palidece ante la silueta del más bello pico de los Picos de Europa que es la montaña que nos ocupa y en el su Y, que también lo parece, un gigante con los brazos extendidos.
- ¿Qué gigantes? – dijo Sancho Panza.
- Aquellos que allí ves – respondió su amo – de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
Afrontamos pues, una vez más, la batalla con este titán. Pero nosotros éramos tres, tal vez caballero, quizá fiel escudero, puede que rocín flaco. Tal vez era lanza porque me tocó abrir los primeros largos, bien cómodos y fáciles de escalar, motivo por el cual en el primer largo no pusimos ningún seguro intermedio a excepción de la reunión.
El día era soleado y la mañana fresca que eso se notaba sobre nuestro pellejo y era el esfuerzo físico el que se encargaba de disipar cualquier tembleque del cuerpo. A partir de aquí martilleamos algún que otro clavo, siguiendo recorridos que marcan las fisuras, las chimeneas y por supuesto protegiéndonos ya de una caída importante con empotradores, tanto fisureros como los modernos friends, “amigos”; que de esta tierra son de Cangas, Cabrales, Arriondas. Lo normal por mi parte es que antes de llegar a collado Pandébano atrás se queden experiencias etílicas de sidra. Puedes llegar al éxtasis, yo más bien juego a la seducción y lo que más me seduce es saltar desde el pico del puente romano al río Sella, a veces también aparezco en los brazos de alguien que me recoge del suelo, espero que nadie venga a recogerme algún día del suelo a los pies de alguna montaña… mal asunto, mal asunto.
Los grados de dificultad se mantenían a partir del segundo largo, IV+, V+, son relativamente fáciles para quien suele escalar a menudo, realmente son placenteros, se hacen disfrutones y lo que cobra importancia en estos momentos, cuando debajo de ti tienes ya doscientos metros de patio, es eso, el vacío, el que juega con tu mente en algún paso difícil o expuesto. Esa es una de las principales esencias de la escalada de grandes paredes, el juego con el vacío, tocar el vacío, saborearlo, acariciar la roca y abrazarte al aire.
En el año de 1605 creo que nadie hacía escalada alpina y menos aún deportiva pero sí se escribía la obra maestra de nuestro país, “El ingenioso hidalgo don Qvixote de la Mancha”, compuefto por Miguel de Cervantes Saavedra; y por ese motivo, en su cuarto centenario, consideramos que era un buen nombre para bautizar una vía de escalada porque además éramos hidalgos, nobles caballeros que no teníamos más hierros por armadura que clavos y mosquetones. Por eso, no se extrañen que en una parte de esta mole de caliza, que también ha dado muchos relatos sobre el papel, haya pasajes que se llaman “Canaleta Molinos de Viento”; “Chimenea Dulcinea del Toboso”; “Placa Caballero de la Triste Figura” y sobre todo la “Placa Sancho Panza” y el “Muro Quijotesco” de un nivel de 6a+ que a unos 300 m de la base de la pared nos hizo resoplar, sobre todo al que iba abriendo camino, en esta zona lisa y barrigona como el que cabalgaba a lomos de un asno y posiblemente como eso, como burros, fuimos capaces de superarla, buscando esos pequeños huecos distanciados unos de otros que nos permitían empotrar nuestras primeras falanges y la punta de los pies para irnos aupando y salir victoriosos. Nos peleamos después con una roca durísima, de color ocre, lisa por completo, donde el martillear se hacía agotador y después de un rato largo no habíamos avanzado ni quince metros. La tarde caía, podíamos pasar la noche allí, colgados, acurrucados en un nicho y dejarlo para el día siguiente, es lo que se haría normalmente, pero el tiempo cronológico nos lo impedía. Optamos hacer una travesía, muy aérea, con las posaderas sentadas en el abismo hasta ganar la arista que lleva a la cima oriental para continuar y alcanzar la cima principal donde la figura de la Virgen de las Nieves nos recibía como otras tantas veces, Ella y los abrazos que siempre se dan en una cumbre, Ella y todos aquellos gigantes.
- Bien parece – respondió don Quijote – que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
- ... Sancho amigo… Yo soy aquel para quien están guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos…
Somos unos escaladores más, aquellos que son vuestros amigos, aquellos que enriquecen su vida con la aventura, aquellos que persiguen sueños en común y cada uno los suyos sin derecho a que nadie los cambie… El mismo que escribe y tiene algunos, más cercanos o más alejados; más factibles o más peligrosos; tal como el Cerro Torre, el Fitz Roi, el Trango; son otros gigantes distantes a los Picos, lejanos a La Mancha.

No hay comentarios :